EL CLIMA

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domingo, 17 de abril de 2016

Las increíbles revelaciones del hombre que espió durante 30 años a los clientes de su hotel


 

Hizo agujeros en cada una de las 21 habitaciones de su motel en Colorado. Y terminó presenciando miles de encuentros sexuales entre los pasajeros. 
 De profesión: voyeur.  Desde muy chico, Gerald Foos sintió un incontrolable deseo por espiar la vida de los otros. Y en cuanto pudo, lo llevó al extremo. Compró un motel en Colorado e hizo agujeros en cada una de las 21 habitaciones. Durante 30 años husmeó lo que pasaba adentro: los amores furtivos, los encuentros clandestinos, la agotada rutina de los matrimonios de muchos años, los tríos entre compañeros de trabajo. Y también elaboró estadísticas en base a sus observaciones, convirtiendo su afición en una suerte de laboratorio de los comportamientos sexuales y sociales en el siglo XX.  La increíble historia de este mirón compulsivo fue contada en la revista The New Yorker y pronto se convertirá en un libro, escrito por el periodista Gay Talese. Hoy Foos tiene 80 años, hace tiempo que está retirado y decidió que ya era momento de confesarse. 
Foos compró el motel Manor House en 1966. Ubicado en Denver, Colorado, le hizo algunas reformas para satisfacer su curiosidad. Agujeros de 15 centímetros por 35 tapados por pantallas de aluminio le daban una visión cenital de sus húespedes. Con la complicidad de sus dos esposas -primero Donna, luego Anita-, este cuarentón musculoso se dedicaba a espiar a quienes pagaban por un cuarto. Y más tarde hacía meticulosas anotaciones. Su primera "observación" fue un fiasco: "El hombre parecía estar cansado de su mujer, y el acto sexual fue rutinario: después de besarla cariñosamente, tuvo una erección rápidamente y la penetró poniéndose encima, con poco o ningún preliminar, y llegó al orgasmo en apenas cinco minutos. Ella no tuvo ninguno y se fue al baño”.
 En otra de estas notas, Foos escribió: “No son una pareja feliz. Él es un ignorante del proceso sexual y los preliminares a pesar de su educación”. Otra vez observó a un trío. "El marido tomaba fotografías de su mujer y del otro hombre teniendo sexo en diferentes posiciones. Debía tratarse de compañeros de trabajo, porque una vez que terminaron, se pusieron a discutir sobre la venta de aspiradoras". En otra oportunidad  vio a un hombre que había quedado paralítico durante la guerra de Vietnam con su mujer, a la que le preguntó: “¿Por qué me seguís amando cuando estoy así?”.
 El dueño de Manor House terminó presenciando miles de encuentros. Y consideraba su trabajo superior al de los sexologos y al de los focus groups porque la gente no sabía que estaba siendo observada. De los 293 actos sexuales que presenció en 1973, "195 eran heterosexuales, la mayoría en la posición del misionero". También dividía a sus clientes en cuatro categorías diferentes, según su fogocidad sexual. 
En 1991 Foos abrió un nuevo hotel llamado Riviera y en 1995 vendió ambos lugares y se retiró. En 2013 se contactó con Gay Talese, un ícono del periodismo en Estados Unidos. Estaba listo para contar su polémica historia. Y la de los miles de pasajeros que pasaron alguna vez por su motel de Colorado.

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