El futuro de la fotografía móvil se escribe en plural. Si queremos
dar un salto dramático en la calidad de las imágenes que se toman con el
teléfono la solución pasa por usar dos (o más) objetivos. Sí, los
sensores y las lentes pueden seguir mejorando en cada generación pero
simplemente hay cosas que no se pueden hacer si sólo se apuesta por una
cámara, sobre todo si el conjunto tiene que integrarse dentro de un
dispositivo tan delgado y ligero como un teléfono móvil.
Esa es la razón por la que este año estamos viendo teléfonos con
doble cámara. El pasado Mobile World Congress LG sorprendió con el G5 y ayer le tocó el turno a Huawei y su P9.
No son los primeros, tampoco. HTC ha tratado de usar también doble
cámara en el pasado aunque de forma mucho más limitada. Tampoco serán
los únicos. Es muy probable que el resto de fabricantes siga el mismo
camino. Aunque aún se puede arañar algo más de calidad en las fotos
usando un único sensor (el Galaxy S7 es una buena prueba), estamos
aproximándonos al límite. De hecho, es la razón que ha llevado a Samsung
a rebajar el número de megapíxeles con respecto a la generación
anterior.
Pero, ¿cuál es la ventaja de tener dos cámaras? Aquí es donde no nos
hemos puesto de acuerdo aún. Duplicar los sensores abre todo un abanico
de posibilidades y cada fabricante está tratando de de seguir su propio
camino. LG, por ejemplo, usa las dos cámaras del G5 para proporcionar un
rango de zoom mucho más extenso. Una cámara se ocupa de los grandes
angulares y la otra de los encuadres más cerrados. El resultado es una
imagen que varía en calidad según el nivel de zoom (los sensores tienen
diferente resolución), pero no tanto como si usara con un único sensor y
ofreciendo tomas más dramáticas.
Huawei, en cambio, ha apostado por un sensor monocromo y otro a color en el P9. Es una combinación interesante porque uno
de ellos puede dedicarse en exclusiva a captar el nivel de luz que
incide sobre el sensor mientras que el otro se encarga de las diferentes
componentes de color (rojo, verde, azul). El resultado, al
combinar, es una imagen mucho más viva y detallada. Como ventaja
adicional tener dos sensores permite obtener información de profundidad
en la escena. Con esa información es posible simular diferentes
profundidades de campo como si se estuviera variando la apertura del
diafragma en una cámara convencional.
Se puede ir más allá. Con dos sensores se podría obtener también una
imagen en tres dimensiones, por ejemplo, o en las que ciertos elementos
destaquen del resto al mover la pantalla mediante paralelaje (un efecto
parecido al que usa Apple en la interfaz de iOS, en la que los iconos
parecen "flotar" sobre el fondo). No todas las ideas y aplicaciones funcionarán
pero con estos experimentos estamos dando el próximo gran salto en
fotografía móvil. Es el camino que permitirá a los móvile, algún día,
suplantar también a las cámaras réflex.
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