Diversos estudios neurocientíficos han demostrado que beber alcohol
de forma excesiva produce fallas en el funcionamiento cognitivo. Más
allá de esto, hay poco consenso sobre las características distintivas de
estas fallas. Esta falta de consenso se debe a la dificultad de estimar
cuándo hablamos de un consumo moderado de alcohol y cuándo este consumo
se vuelve excesivo. Otra de las dificultades tiene que ver con la
imposibilidad de determinar el grado de consumo desde la perspectiva de
las mismas personas. Un estudio realizado por un grupo de científicos de
Yale pidió a sus participantes que
indicaran cuánto creían que habían
consumido a lo largo de un lapso determinado de tiempo. Al comenzar el
experimento, todos los participantes indicaban que no habían consumido,
cosa que era cierta. A medida que empezaban a beber, y cuanto más
consumían, declaraban que habían tomado menos alcohol del que había sido
en verdad.
Las neuronas utilizan neurotransmisores, mensajeros
químicos que envían información, para comunicarse unas con otras. El
alcohol impacta sobre ellos. Esto hace que, a medida que uno ingiere
alcohol, se lentifique la actividad neuronal y el cerebro no funcione
tan eficazmente como debería. Esta disminución en la velocidad de la
comunicación entre neuronas afecta procesos cognitivos como, por
ejemplo, la atención y la memoria.
Tanto el consumo excesivo de
alcohol como el consumo crónico tienen efectos directos sobre nuestras
funciones cognitivas. Se han identificado diversos procesos cognitivos
que se ven afectados como la velocidad de procesamiento de la
información, la atención dividida, la resolución de problemas, las
funciones ejecutivas, la memoria de trabajo, el control inhibitorio, la
flexibilidad cognitiva y el funcionamiento psicomotor.
Una de las consecuencias más severas del consumo crónico de alcohol es el llamado Síndrome de Wernicke-Korsakoff,
que consiste en un síndrome neurológico cuyos síntomas principales son
la amnesia anterógrada (esto es la incapacidad de generar nuevos
recuerdos) y la amnesia retrógrada (dificultades en el recuerdo de
eventos pasados).
Como decimos en el nombre de estas columnas de
domingo, conocer nos permite vivir mejor. En este y en todos los casos,
también es bueno tomar decisiones que lo hagan posible.
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