En tiempos en que pareciera que solo importa
lo superficial, la belleza, la juventud eterna y el dinero, todos -o
casi- queremos ser más inteligentes de lo que somos.
Se
sabe que la inteligencia es un bien preciado desde siempre. Abre
puertas hacia diversos caminos, si se sabe usar. Pero, si la naturaleza
no nos dotó con una mente brillante... ¿Podemos hacer algo para
remediarlo?
“No hay una definición universal sobre la
inteligencia. Una definición desde la neurociencia es que la
inteligencia está formada por las habilidades cognitivas (atención,
funciones ejecutivas, memoria, pensamiento abstracto, razonamiento,
etc.) de un ser humano. De una manera más amplia abarcaría también la
inteligencia emocional y social de un individuo”, define el doctor Flavio Mercado, médico neurólogo de la Sección de Deterioro Cognitivo de la División de Neurología del Hospital de Clínicas.
“Los
individuos diferimos unos de otros en nuestra habilidad para pensar de
forma abstracta, para resolver problemas, para adaptarnos al medio
social, para aprender de la experiencia, para sobrepasar obstáculos,
etc.”, añade la licenciada Clara Pinasco, neuropsicóloga de INECO. Y
agrega que los distintos conceptos de “inteligencia” se han desarrollado
como intentos de clarificar y organizar este set complejo de fenómenos.
“Más allá de que se han realizado grandes aportes en el último tiempo
al campo del estudio de la inteligencia, no existe un consenso universal
sobre qué se considera 'ser inteligente'”, afirma.
Pero
la obsesión por medir que tiene la humanidad no descansa y, aunque se
acepte que no hay una sola manera de ser inteligente, se sigue
insistiendo en comparar y ponerla en números o en grados.
“Desde que se propuso la idea de medir la inteligencia con un número, el coeficiente intelectual,
existe un gran debate, incluso entre científicos, sobre los límites y
alcances de esta medida. Se han propuesto, de hecho, decenas de formas
de medir la inteligencia, explica Andrés Rieznik, que es doctor en Física e investigador del CONICET y de la Universidad Torcuato Di Tella y además autor del libro Atletismo Mental (Sudamericana).
Pero
más allá de la medición de la capacidad intelectual, hay un
descubrimiento que reafirma las exclamaciones de las abuelas frente a
los logros y frases de sus nietitos. “Cualquiera sea la forma en que
midamos la inteligencia, su valor promedio aumentó sostenidamente desde
que se empezó a medir en 1930 hasta los días de hoy. En otras palabras,
una persona de 20 años hoy es, en promedio, más inteligente que una
persona de 20 años en los 70, que a su vez es más inteligente que una de
20 en los 50 y así por delante. A este hecho se lo llama efecto Flynn, en homenaje al primer investigador que lo descubrió”, destaca Rieznik.
Ejercicios para "ser más inteligente"
Más allá del coeficiente que ostentemos, los profesionales avalan la idea de que se puede entrenar el cerebro.
“Para potenciar nuestro rendimiento cognitivo -que no es lo mismo que
potenciar nuestra inteligencia- es importante tener un cerebro en
forma”, suma la licenciada Pinasco.
Dormir bien, hacer ejercicio
regularmente, bajar los niveles de estrés, tener una dieta balanceada,
realizar actividades novedosas o aprender a hacer cosas nuevas y
realizar actividades cognitivas que sean desafiantes son cruciales para
un adecuado funcionamiento cognitivo.
Estas son las actividades que propone la licenciada Pinasco:
* Aprender un nuevo idioma;
* Aprender y practicar la meditación;
* Ser curioso: estudiar sobre temas que nos interesan;
* Realizar actividades culturales (cine, teatro, museos, visitar la ciudad y aprender de su historia);
*
Cambiar hábitos: si hace años que resuelvo sudokus, comenzar a hacer
palabras cruzadas; si tomo siempre el mismo camino a casa, tomar unos
distinto; si suelo jugar a las cartas, cambiarlo por algún juego de
mesa;
*Comenzar un nuevo hobbie, encontrar algo que nos apasione.
Hay
más consejos para poner en práctica, brindados por Andrés Rieznik. “La
mejor forma de ser más inteligente es incorporar herramientas de
pensamiento nuevas. La mejor forma de ser más inteligente es mediante la
educación permanente. Con esto en vista, va aquí una lista de
herramientas para pensar que nos ayudan a ser más inteligentes:
* Leer. Iván Izquierdo,
el científico latinoamericano más reconocido en asuntos de la memoria,
dice: “Al leer, uno ejercita su memoria visual, su memoria verbal, la
memoria de otros idiomas que usted acaso conozca, la memoria de los
sinónimos, la memoria de imágenes. Uno lee la palabra ‘árbol’ y pasan
por su cabeza infinitas imágenes de árboles. La lectura es la forma que
evoca más tipos de memoria”.
* Preguntarse por la evidencia. Una
de las más importantes herramientas de pensamiento es preguntarse, ante
cualquier afirmación, cuál es la evidencia que la sustenta. La mayor
parte de los errores que comentemos a la hora de analizar cómo es el
mundo es por no detectar correctamente estas falacias. Hay que
instalarse una APP en el cerebro que trate de detectarlas
automáticamente. Nada es verdad porque las diga alguien con autoridad,
ni porque sea una tradición, ni porque se le haya revelado a alguien
privadamente.
* Construya relaciones de cuidado, amor y respeto. Los
estudios muestran que las personas que mejor resisten el deterioro
cognitivo natural que llega con el paso de los años tienen dos cosas en
común: intensa vida intelectual en el día a día, y una vida social
rodeadas de afecto, amor y cuidado.
* No crea nada de lo que leyó más arriba, sea escéptico.
Adquirí el hábito de tener una mirada crítica sobre las afirmaciones
que leés. Educate permanentemente. Desconfiá de afirmaciones como las
hechas más arriba. Investigá por tu cuenta y no creas nada que tu razón
no acepte. Y recordá: el mundo es como es, y no como queremos que sea.
"Aceptarlo
es poder mirar más inteligentemente el mundo", concluye Rieznik, un
experto en esto de la inteligencia y su entrenamiento.
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